Escape


"Infinitamente existió Beatriz para Dante. Dante, muy poco, tal vez nada, para Beatriz" se recita en La Divina Comedia, el trágico amor en ese poema escrito por Dante Alighieri. Así me sentí yo cuando me soltaste la mano una noche de verano. Cómo si de un laberinto se tratara, tu presente estaba lleno de caminos inconclusos. No eras siquiera el protagonista de tu propia vida. Las personas como vos; solitarias, reservadas, calladas y vulnerables, son las que mas aprenden durante el camino recorrido. También, por lo general, son las que suelen perderse entre la multitud sin saber lo que quieren, ni a donde ir. Sin malas intenciones, terminan dañando y alejando a todo aquel que sólo quiere compartir un buen momento. 

Peligrosamente atraen humanos expertos en reparar a otros humanos, situaciones. Desconfían de por demás y suelen ser alérgicos a la falsa soledad. Le llamo falsa soledad, porque inevitablemente están rodeados de personas compañeras, personas que pueden desarmar ese laberinto con tal de que ese ese escape sea veloz y satisfactorio. Dicen ser amantes de la soledad, pero a su vez, les incomoda imaginarse convivir con su sola presencia. Personas como vos, tienen en la piel una capa de miel, donde buscan que diferentes especies se apeguen a su mirada hipnótica, siéndoles completamente fiel. 

A veces, quienes sentimos la necesidad de ir reparando mentes dañadas, o corazones rotos; solemos ser quienes terminamos asfixiados en medio del laberinto. Tal vez el destino así lo quiere, algunos abrazan, y otros son abrazados. Algunos besan, y otros son besados. Yo quise darte mi mejor versión, y vos no te esmeraste siquiera en nombrarme por error, en algún momento de tu día. Y es que yo siempre esperé más, porque eras vos quién me hacía parte de tu futuro... pero quedó en evidencia que en tu soledad, sabías que yo era pura decoración. Porque mi cariño fue de forma desmedida, desde tu ego amaste solo la versión que creaste cuando yo estaba a tu lado. Te amabas a vos, y es difícil competir contra eso.

Puedo enredarme en palabras, en canciones, películas y conversaciones, pero nada va a poder describir eso que nunca inició entre vos y yo. Porque fui tu escape, tu momento de transición, eso que apareció en el momento indicado para hacerte sonreír y porqué no; a veces reflexionar. No me quejo del papel que me tocó en tu vida, pero si te soy sincera, me hubiese encantado ser protagonista de tu historia; sin embargo dejaste que escribiera un papel secundario, y eso no te molestó. Perdí la sensibilidad al dolor, y la noción del tiempo, entre esperando que descifres el laberinto por vos mismo, y a su vez queriéndote olvidar. 

Si alguna vez alguien pregunta por nosotros, creo que responderé que fuimos el intento de serlo todo... o al menos de mi parte. Lo más irónico, es que obtuvimos el final que tanto temí escribir, dos completos desconocidos. Como leí alguna vez en mi niñez en El Principito "Fue el tiempo que pasaste con tu rosa, lo que la hizo tan importante", y realmente es así. Lo más triste de esta historia, es que en ciertas circunstancias, por desgracia o por opción, a veces quererse no es suficiente. Que en tu nuevo laberinto puedas escapar solo, sin la necesidad de buscar un alma latente y la hipnotices; porque además de escapista, sé que preferís los puntos suspensivos, pero personas como yo, solemos borrar dos. 

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