Reflexión
Disponer del tiempo necesario para reflexionar. Ahí donde nacemos y morimos en cada oración, en cada lagrima y pensamiento. Es un trabajo diario el quererse, aceptarse, y afrontar los cambios que la vida nos va brindando. Ser consciente de cuán fácil puede llegar a ser a veces, el mirarnos al espejo y decir "¿Realmente, vale la pena?" Por supuesto que uno no elije estar mal, desenfocarse del camino, perdido en un mar de desilusiones, recorriendo siempre el mismo laberinto del abandono. Pero también es real, que si no hacemos nada, si dejamos que el tiempo corra y nos abrume la soledad... es el principio de una auto destrucción mental.
Por empezar, deberíamos crear planes en un periodo de tiempo no tan largo. Los planes a plazo largo, sirven, son una forma de motivarnos. Pero ir cumpliendo metas de apoco, y ver ese cambio en lo emocional, personal, físico (o cualquier tipo de meta que nos propongamos) ahí está la clave. No bajes la meta, aumenta el esfuerzo. La evolución que el ser humano requiere en cuanto a "madurez" siempre se da, después de algún acontecimiento un tanto triste, por así decirlo. Y no es casualidad eso, para nada; necesitamos de los golpes, se madura a los golpes. Ese momento, donde atravesamos el dolor, en cualquiera de sus formas, justo ahí... el cambio comienza, pero nos cuesta darnos cuenta de eso.
Por otra parte, hay algo con lo que nos exigimos mucho, y es con la aprobación del otro. Tenemos esa maldita costumbre, y esa necesidad; de que sin el otro no podemos lograr nada. Que si o si nos tienen que decir algo para estar mejor, para sentirnos mejor, para vernos mejor. Si nos ponemos a pensar; todos crecimos bajo la mirada del afuera, amigos, familia, sociedad. Y en base a eso, es que nos presionamos lo suficiente como para agobiarnos mentalmente; volviendo otra vez, a tener esa "obligación" de complacer al otro, o de estar a la altura de sus necesidades. ¿Se dan cuenta lo absurdo que es eso? ¿Por qué necesitar la aprobación de alguien mas? Al final del día, la única aprobación que necesitamos es la nuestra. Solo nos tenemos a nosotros, y esa es la mejor compañía. Inclusive hay personas que hasta llegan a gritarnos diciendo que hacer en base a nuestro dolor o quiebre emocional; no me grites, que no pueda hacerlo no significa que lo tengas que decir mas alto.
Sentirse a gusto con uno mismo, verse al espejo y saber que te gustas, que te queres... es de las sensaciones mas lindas. Si lo comparamos, podría ser tranquilamente tocar el cielo con las manos; y puede parecer exagerado, pero hay muchas mentes dañadas que crecieron con ese pensamiento tóxico. Porque es así. Eso genera toxicidad en nosotros, nos vuelve inseguros y carentes de amor propio, desde ya. No es fácil, para nada. A algunos les cuesta mas que a otros; algunos lo transitan solo a ese cambio, a esa soledad que uno mismo se impone para estar mejor. Otros eligen la terapia, la ayuda profesional, que es altamente recomendable y es algo a lo que todos deberíamos recurrir (en lo personal lo recomiendo siempre).
Por favor, no piensen que necesitan del otro para estar bien. No es sano pensar así, menos cuando estamos en proceso de "mutación". Somos seres independientes, que siempre vamos a estar cambiando, siempre. Pero lamentablemente, en esa independencia falsa que disponemos, siempre recae lo mismo; somos frágiles ante la mirada del otro. Y eso es consecuencia del tipo de importancia que le damos a ciertas opiniones; le damos un peso tan importante a la palabra del otro, que no llegamos nunca a estar conformes con nosotros mismos. Es cruel. No debería porqué ser así; la opinión del afuera nos puede hacer sentir mas lindos, mas a gusto con lo que venimos haciendo... pero no más que eso. Porque si te miras, si te observas y no te gusta lo que ves ¿De que sirve? Y no me refiero sólo a lo físico, que no le resto importancia en absoluto; pero gustarse, es que todo lo que somos nos agrade, nos de conformidad. Personalidad, autoestima, cuerpo, metas, vínculos. Todo debe gustarnos. Ese equilibrio entre saber que cada paso que damos, es un aprendizaje nuevo y que el fruto de la autoexigencia, no debería de enfermarnos.
No necesitamos que alguien nos salve, necesitamos que nunca jamás nos vuelvan a hundir. Porque la mayoría, por no decir todos, hemos tenido personas que nos hundieron con miradas, gestos o palabras. Tuvieron el poco tacto, de opinar refugiándose en "Así lo veo yo" "Es mi opinión" y tantas otras frases recurrentes que nos dicen para justificar el comentario con mala intención que acaban de tirar. No nos salvamos de esa gente mal intencionada que para todo tiene una opinión, que ejercen de jueces en la vida del otro y juzgan sin mediar palabra. A esa gente, hay que tenerla lejos. Y el que la tiene cerca, como consejo: frénala. Frena esa opinión que vos no pediste. Rompe con esa falsa justificación que se ponen, vos reconoces cuando algo es con "buena onda" y cuando no. Se trata de tu psiquis, de tu bienestar mental, de tu amor propio que tanto te cuesta construir. Frenemos con esos seres que no miden palabra, y nos lastiman dejando algún tipo de marca en el cuerpo. Marca que luego, otra persona, cuando intente abrazarnos seguramente nos duela... porque las heridas que las personas causan, siempre terminan en cicatrices que otro va a tener que tocar con cuidado.
Y todo parece fácil, el escribir un texto y descargarse, guardar frases emocionales y escuchar canciones donde nos pone el autoestima en las nubes. Pero que difícil es llevar eso a cabo ¿no? Si no se empieza, no hay camino recorrido. Por ende, no hay aprendizaje. No hay experiencia. Este texto no es un reto para alguien, no es en base a una sola persona; sino es para todos, para mi, para quién está en ese proceso "nómade" con su cabeza. Todos atravesamos esa impotencia al no sentirnos seguros, ese llanto que quema las mejillas, ese nudo en la garganta que se te clava y te asfixia. Podemos tener diferentes realidades, y diferentes miradas acerca del dolor; pero que sufrimos y nos cuesta salir de ese pozo negro lleno de presiones que uno mismo crea, eso lo conocemos todos. Una vez me hice una promesa y dije: "No voy a parar hasta sentirme orgullosa" y eso lo repito todos los días. Me falta muchísimo por recorrer, pero me gusta lo que soy, me gusta la persona en la que me estoy convirtiendo y en la que posiblemente en un futuro sea, y ni siquiera lo logro imaginar. No hay frase mas cliché que "La vida es una montaña rusa" pero realmente es así. Las emociones suben y bajan, y nosotros ahí vamos; con el estomago revuelto y los pelos al viento, algunos con miedo y otros riéndose. Que tu forma de vida, nunca te haga perder lo que sos, tu esencia. Enfócate en vos, en ser tu mejor versión día a día... lo demás, viene solo.
Comentarios
Publicar un comentario