Amor moderno
"El amor, con las manos abiertas. Para darlo y para dejar que se vaya. Siempre"
Que te quiero, pero no te espero. Que te espero, pero tengo prisa. Que no es el momento, pero te necesito. Que me gustas, pero para ciertas cosas. Que no sos vos, soy yo. Que ahora no, pero tal vez mañana sí. Mucha indecisión ¿no? Nos catalogamos de seres libres, de que no nos atamos a nada ni nadie, que la vida es hoy y muchas cosas más... pero como nos cuesta sincerarnos con esa persona. Con la que espera una respuesta, con la que está para vos, porque te quiere; y seguramente para esa alma, querer es mucho más sencillo que esos nudos mentales que vos te haces.
El amor moderno, es muy difícil de sobrellevar. Todo se vive con mucha más intensidad. Hay gente que no llora una ruptura de años, pero si cuando su "casi algo" lo abandona, y lo deja ahí, con miles de planes por hacer. Hay quienes que les gusta presionar, para que el otro sienta, para que el otro se vea igual de estrellado que esa persona... no hacen más que alejar al otro. Luego están los culpables, los que sienten culpa por sentir "lo incorrecto". Que locura. Como ese sentimiento de culpabilidad aparece a través de un sentimiento tan lindo como el sentir ¿de verdad nos vamos a sentir culpables por eso? Y la respuesta es sí, porque es algo que no se controla. Y ya sabemos que empezar a sentir algo, siempre viene acompañado del miedo.
Los que se extrañan pero no se hablan, por miedo a molestar. Y así corren las horas del día; extrañándose mutuamente, armando escenas paralelas donde ambos son los actores principales pero que son de esos personajes que siempre se desencuentran. Como cuando ella se va al aeropuerto porque cree que él no la ama, y él, obviamente llega tarde. Pero llega. Mis favoritos son los que se enojan solos y por arte de magia ese enojo también así como vino, se fue. Pero nunca se lo comunican al "culpable" de ese enojo; porque sirve más enojarse en soledad y perdonar sin que esa persona se entere. Se solucionaría mucho más rápido con una charla entre dos, aclarando dudas y salvando el día, pero no pasa.
Está tan infravalorado esos momentos efímeros donde alguien entra en nuestra vida a replantearnos un millón de cosas; y cuando deja un desastre en la cabeza se va, así, sin más. Esas personas inconscientemente nos dejan mucho aprendizaje en el camino, mucho. Pero eso lo vamos a lograr descifrar en un tiempo, cuando estemos más calmos, y no nos parezca mala idea pasar tiempo a solas. Porque tenemos que abrazar la soledad, suena absurdo pero es así; cuando no nos duela el estar solos, cuando estemos cómodos amándonos sin ningún prejuicio... seguramente ahí vamos a estar listos para sentir.
Desprendernos de lo típico. Romper con las cadenas de los mandatos viejos. No ser tan correctos a la hora de amar. Dejar fluir. Permitirse sentir todo tipo de locura. No acelerar ningún proceso, ni quemar etapas. No llegar al abismo tan rápido. Empatizar con el dolor del otro, y transformar el dolor en enseñanza. No aferrarse a la presencia de alguien, no poseer, no depender. No acostumbrase, cuán importante es eso. Y que saludable sería si tuviéramos desde la niñez, clases sobre el apego emocional. No modernicemos el miedo, no romanticemos la espera, porque vamos todos a morir en la agonía. Las cartas están echadas. Porque sí, el final siempre nos sorprende, aunque esté escrito desde un principio. Ojalá lo logremos entender, sin tener que lastimar a nadie. Porque hay seres, que nos hacen bien. ¿Por qué no devolverles ese mismo gesto?
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