Game Over

 


La magia de lo tabú. ¿Qué es? Aquello de lo que no se habla, lo que no se toca, lo prohibido, lo que vive en el aire y todos miran hacia un costado. “No, de sexo no se habla” “No, ese tema en esta mesa no” “Es una reunión familiar, no es el momento” y así miles de frases que se me vienen a la mente, que me perforaron los tímpanos de niña e inclusive de adolescente. La poca autonomía de la palabra, nos encierra en un mundo paralelo a la realidad y nos oprime las opiniones… luego de ahí es todo decadencia de pensamiento. Quedarse con la palabra en la boca, quedarse con la mente estallada en palabras no es sano; nos vuelve enfermos, es perjudicial y nos hace codependiente de las personas y de las situaciones.

¿Alguna vez se preguntaron por qué ahora es más difícil coincidir con alguien para tomar un café, que para juntarse y tener una noche de sexo? Desnudarse frente a otro, mirarlos a los ojos, sonreírle, contarle tus demonios y sueños, planificar y tomarse de la mano… qué difícil. Hoy nos cuesta la conexión, el famoso “título”, la formalidad, lo genuino, lo “serio”. Es más práctico la piel, la noche, los tragos, no preguntar el nombre, los arañazos y el grito ahogado contra una pared. No es menos importante, para nada, la química debe estar; ¿pero en qué momento se volvió más íntimo acordar en una plaza a tomar algo, que acostarse con alguien? El sexo dejó de ser tabú cuando el amor nos empezó a dar miedo. Porque nos volvimos cagones. Nos falta valentía. Porque el sexo solo necesita calentura. El amor requiere de ovarios y huevos. Y no nos confundamos, no es un texto en contra de los choques de dos cuerpos de una noche; es un texto de reclamo a mí misma, por confiar, y al desamor por enseñar. ¿Por qué se vuelve tan íntimo, en estado de sobriedad, hablar de la vida con alguien bajo la luz de la luna, con una birra o una coca bien fría, mientras nos cagamos de risa ¿Por qué? Esa desnudez de alma nos perfora la psiquis. “¿Estás?” “Yendo” y listo. Tu sábado de sexo salvaje se confirmó. ¿La charla? ¡Bien, gracias!

Y otra mañana en que te despertas solo, sola. Preguntándote si eso fue necesario. Reclamándote por algo que no tenes, con ganas de abrazar a alguien en el amanecer, de prepárarle el desayuno o simplemente quedarse haciendo fiaca hasta que ambos sienta la fuerza necesaria de levantarse. Otro domingo que te hace falta alguien para la siesta, otro domingo que le reclamas “algo” a la vida que decís merecer. Pero vos decidís relacionarte así, porque priorizas tu tiempo en limitaciones que vos te pones, porque crees que una relación quita tiempo. ¿Sabías que no? Podes estar en pareja e ir con los pibes a jugar a la play, podes ir al asado del viernes a la noche, podes ir a pescar. Podes estar en pareja y salir con tus amigas ese sábado caluroso, podes ese miércoles a la tarde organizar ese almuerzo en el bar, podes hacer planes de pibas siempre. Imaginamos esposas imaginarias cuando nos apuran un poquito. Deja, si no te sale no lo quiero. Que grave error creer que el amor nos corta las alas, es evidente que quedamos resentidos de viejas desilusiones, de malos tratos, de gente que no nos mereció. No es por ahí.

Y volvemos al principio, los jóvenes hoy tenemos como tabú al amor; porque nos cuesta creer, porque leemos frases motivadoras y lloramos, porque adelantamos el proceso del duelo y no transitamos las emociones como debería ser. Porque algunos prefieren posar nuevamente la mirada en otra persona; como si el famoso dicho de "Un clavo saca a otro clavo" tuviera algún efecto positivo. Algo me dice que estamos en diferentes sintonías. Igual acá no estamos para juzgar. Mejor estar solos y bien preparados para cuando llegue el o la indicada que andar dejando corazones rotos por ahí. Pero esa es la cuestión. Porque siempre vamos a recordar a alguien que nos rompió y se llevó parte de nosotros. Que nos quebró. Esa espinita de recordar mentes, almas, cuerpos y preguntarnos cada tanto "¿Qué hubiera pasado si...?" Y nada de eso nos llena. No sirve llenarse de preguntas que jamás serán contestadas. Vivir del pasado, aferrándose a algo que ya no está; no hace mas que obstaculizar nuestro presente y acobardar nuestro futuro, porque no estamos dejando entrar nada nuevo, y eso debería ser lo más importante acá.

Y acá estamos nuevamente, transitando el karma que nos dejan aquellos que les pesa el tabú. De los que siguen su camino dejando atrás a cuerpos que aún lo extrañan. Porque algunos en esa soledad se encuentran seguros, y no buscan apegos. Pero una cosa es querer estar solo, y otra muy distinta es saber estar solo. Me aferro a que todo llega cuando tiene que llegar. Nada es coincidencia en esta vida. Del desamor se aprende. Si no fuiste vos, será otro u otra. Si no fui yo, será otra u otro. Y sino moriremos solos, total la media naranja no existe, es puro verso. Solo existe la gente que te complementa. Por un 2021 con más valientes, con más seguridad, amor propio, independencia y menos egoísmo. Con menos caprichos y más charlas en bares, desnudándose de alma… eso debería predominar más.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Empatía

Circulo Vicioso

Ahogada