No fuimos


Y aunque no lo sepas, te imaginé de mil maneras paseando por mi casa.  Y aunque no lo sepas, te imaginé riéndote de las miles de idioteces que digo. Y aunque no lo sepas, escribí tu nombre en mil idiomas con todos los colores que conozco. Y aunque no lo sepas, sueño cada noche con tu mirada sobre mí, recorriendo toda mi alma. Y aunque no lo sepas, mi corazón se queja cuando te vas, mi mente se estropea cuando tu ausencia me ataca. 

Y aunque no lo sepas, en cada mensaje había una historia, y era tan importante para mí… ¿Tan difícil de entenderme era? Y aunque no lo sepas, hiciste mil promesas que, por supuesto no pudiste cumplir, ni te esmeraste siquiera en intentarlo. Y aunque no lo sepas, en cada “Te quiero” una ilusión dentro mío crecía, y con ella toda una fantasía también. Y aunque no lo sepas, por la noche mi boca nombraba tu nombre para lograr soñar con tu cuerpo. Y aunque no lo sepas, por la mañana solo quería saber si del otro lado me estabas esperando, así de dependiente me volviste. Cuando me decías “Estás loca” tenías razón.

Y sé que me faltó valor, sé que me faltó todo el valor que puedo imaginar para decirte que te quedaras en mi vida, a mi lado; tal vez quieto, o tal vez inquieto, de la forma en que prefieras. Se que no fui lo suficiente para que mis manos sean las únicas caricias que elijas; sé que las palabras se las lleva el viento, y que querías acciones… pero mentiría si dijera que yo no esperaba lo mismo de vos. También esperaba que me aferres a tu pecho, que me elijas en cualquier momento del día y no solo cuando el aburrimiento se hacía presente. Perdiste el interés, yo no era lo que buscabas. Tal vez creías que mi presencia en tu vida te quitaba libertad, y yo te cortaba tus alas. Que injusto ese pensamiento. Yo siempre te quise en todas tus versiones, porque me gustabas completo, pero tal vez era mucho para vos, y decidiste huir. Lo entiendo. Hay personas que no saben que hacer o decir ante una demostración de cariño. 

Luego comprendí muy tarde, que como una tonta yo estaba buscando ser tú prioridad. Gran ilusa. Nadie debería ser la prioridad de nadie.  Algo en nosotros se fue desgastando, me daba cuenta. Todo estaba muy claro, y aunque no lo quería aceptar, ahí estaba yo; frente a la ventana de mi habitación, una vez más llorando, por alguien que había plantado en mi cabeza demasiadas palabras confusas, hermosas palabras nunca antes nombradas, que solo sirvieron para detener mi rutina por un instante. Y me quedó tanto aún por decir ¡No te das una idea! Dejé que te despidieras antes, deje que tengas esa satisfacción porque aun así en mi dolor, sigo siendo la nena tonta que deja que la lastimen y la dejen en el suelo sin los caramelos de la piñata. No quise lastimarte, y no creo haberlo hecho, pero todos somos un poco el yin y el yang, y mi parte “oscura” le hubiese gustado que al menos escucharas una melodía triste, y te acordaras de mi risa escandalosa. Porque si hubiera querido, te hubiera hecho lo mismo. Hubiera metido mi dedo en tu cicatriz, haciéndote recordar viejas heridas, pero ahí está la diferencia entre uno y el otro. Tuve la oportunidad de actuar igual y no lo hice. Yo te conté mis miedos y vos aprendiste de ellos para tiempo más tarde aplicarlos en contra mío.

Hoy soy lo que elevaste al cielo y en la caía se destruyó. Soy nuevamente, un alma, con una marca más. Después de haberte contado cuales eran mis marcas anteriores… que ironía. Y lo entiendo, todos somos acciones, palabras, delirios, promesas cumplidas o no, energía y razón, todos somos aquello que no podemos controlar a veces; y está más que claro que yo no pude frenar a tiempo toda la apariencia que mi mente iba creando sobre vos. ¿Pero sabes qué? Nada es para siempre. Seguiremos compartiendo la misma luna, el mismo sol, el mismo cielo. Seremos dos almas que una vez se unieron para pasar buenos momentos, o mentirse tal vez, quién sabe. Seremos quienes de madrugada se dedicaron canciones y contaron sus secretos. Quienes pudieron acariciarse mentalmente y calentarse cuando la noche fría se hacía presente. Seremos aquello que nunca concluyó, porque nadie se animó, o porque una de las partes abandonó el juego y dio como ganador al otro. Seremos una anécdota gris que con el tiempo cada cual, descifrará que tan divertido y ameno fue el encuentro.

Si me dabas a elegir, yo quería otro final, yo quería otra historia. Yo sí quería. Pero cuando de “amor” se trata, una sola parte es inútil, es agobiante y hasta desesperante por momentos. Te guardo en mi memoria, te guardo con tu risa seductora, te guardo con tu voz divertida, te guardo con tus consejos disparatados, te guardo para siempre, como aquello que nunca tuve, que nunca alcancé… pero que, dentro de mi caos, fuiste el caos que más quise ordenar. Buena suerte, y hasta... que la vida nos vuelva a reunir, quién sabe.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Empatía

Circulo Vicioso

Ahogada